Cierra, porque es pasado, la puerta de la pieza; dejando
allí también parte de los labios y de los ojos.
Huye del rehén perseguidor y camina a tientas y aprisa por
el pasillo infinito esta bestia medio cegada.
El despiadado pasado va anegándole el torso fétido. ¿Monstruosas
las criaturas o los deseos?
Bajo las sucias zarpas, confuso amasijo de afectos. Mientras,
ajena hiel permea su tórax calando hasta los huesos.
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