domingo, 16 de septiembre de 2012

 
Cada noche me desnudo de esta mezcla de tu olor y el mío que me viste cada parte de piel, que me abraza la cintura, que nadie percibe. Cuando me tocan, no saben que hay otra piel debajo, no saben que hay dos olores subcutáneos que envolviéndose se extasían, se confunden y noche a noche se desprenden alejándose.
 
Dejo a mis pies esta mezcla que se detendría en mis formas. Dejo que caiga con suavidad acariciando mis muslos y se deslice hasta el suelo. Una frase, a veces una simple frase hace que la mezcla me recorra y me abrume, pero después sé qué necesito regalarme, necesito arrancarme, mudarme de piel, desunir esos olores.
 
A white blank page and a swelling rage, rage
You did not think when you sent me to the brink, the brink
You desired my attention but denied my affections, my affections


viernes, 7 de septiembre de 2012

Fermín

En aquellas cartas que rasgaba, lloraba, gemía, imprecaba, deprecaba, rugía, arrullaba; unas veces parecían aquellos regueros tortuosos y estrechos de tinta fina la cloaca de las inmundicias que tenía el Magistral en el alma: la soberbia, la ira, la lascivia engañada y sofocada y provocada, salían a borbotones, como podredumbre líquida y espesa. La pasión hablaba entonces con el murmullo ronco y gutural de la basura corriente y encauzada. Otras veces se quejaba el idealismo fantástico del clérigo como una tórtola; recordaba sin rencor, como en una elegía, los días de la amistad suave, tierna, íntima, de las sonrisas que prometían eterna fidelidad de los espíritus; de las citas para el cielo, de las promesas fervientes, de las dulces confianzas; recordaba aquellas mañanas de un verano, entre flores y rocío, místicas esperanzas y sabrosa plática, felicidad presente comparable a la futura.

La Regenta, Leopoldo Alas Clarín. 

Fermín, alguna mañana tengo ese ahogo, esa ansiedad imprecisa que al disiparse deja sólo cansancio del alma. Y la tranquilidad impuesta, desmadejada, en perfecta atonía y aislada del mundo me pesa. Hago proyectos, muevo hilos, nuevas sonrisas me tientan; avanzo con gran debilidad y me doy cuenta: demasiado daño fue necesario para provocar mi cierre.